Venga venga, todos tenemos
proyectos, objetivos, deseos que queremos ver cumplidos este 2015. Yo llevo ya
dándole vueltas varias semanas. De hecho desde el día 1 he escrito unas tres o cuatro
versiones de este listado de buenos propósitos. Porque eso sí que se me da
bien, escribir listas de quehaceres, objetivos, tareas, recados, cosas
importantes…y luego listas de procedimientos o pasos a seguir para realizarlos,
y luego listas con el orden de prioridad de los procedimientos, y luego listas
con los detalles de los procedimientos de los pasos a seguir para conseguirlos,
y luego listas de las listas que tengo, y finalmente muero enterrada bajo una
tonelada de papel sin haber empezado si quiera con el primer paso del primer
procedimiento del primer propósito porque me da PEREZA y me bloqueo, me abrumo
con tanta dieta y tanto ejercicio y tanto horario y tantooooooooo ahhhhhhhh.
1. Descubrir
qué es lo que quieres hacer con tu vida.
¡ZASCA! Empiezo fuerte ¿eh? Pues
fíjate tú que éste lo resolví el año pasado.
Porque el 2013 había sido un año
raruno… Terminó mi contrato en el Banco y me quedé totalmente en blanco (toma
rima), y pensé: “Bueno, ¡ahora puedo hacer cualquier cosa!” o lo que es lo
mismo, “no tengo ni idea de qué diablos hacer con mi vida”. Así que me fui a Miami
(qué sencilla soy) a buscar trabajo (sí, bueno).
Y viviendo en Miami pasé los
mejores meses de mi vida que recuerde, dedicándome a pasear por la playa y
tumbarme al sol, bañarme en el agua cristalina, leer libros maravillosos tipo
“El Alquimista” o “El Secreto” mirando fijamente al mar al finalizar cada
párrafo sintiendo la brisa sobre mi cara y pensando que estaba viviendo un
momento irreemplazable y único y que todo pasa por algo y que… ¡Santo
cielo! Estaba borracha de
autocomplacencia, terrible esto.
Por suerte reaccioné a tiempo y
conseguí dos ofertas de trabajo. Cuando volví a Pamplona al expirar el visado
ignoraba cuál iba a escoger, y mira si es irónica la vida (It’s like raaaaaaiiiiiinnnnnnn) que al llegar me surgió una tercera oferta laboral en una multinacional
española con grandes posibilidades de viajar por el mundo. Como estaba modo
Willy Fog ON elegí esta última y dije adiós a Miami con pesadumbre y
aflicción.
Y estando en esta empresa se
acentúo de forma exacerbada una afección o trastorno que vengo sufriendo ya
desde zagalica denominado “culoveoculoquieritis”. Procedo a dilucidar su
significado.
Me siento en el sofá a ver Ally
McBeal y “mamá, quiero ser abogada”. Acompaño a mi padre a hacer gestiones
bancarias a la sucursal “Aita, quiero estudiar Empresariales”. Voy a comprarme
unas cartulinas y unos lápices a la tienda y al ver todos los artículos
colocados por orden cromático y tamaño, todo apiladito y por cajas, me
siento en el cielo y decido que quiero montar una Papelería (me encanta el
material de oficina, o sea disfruto con los catálogos llenos de pilots, y gomas
de borrar, y post-its, y cuadernos, y carpetas, colorines y...).
Ya al terminar la universidad me pica la curiosidad y consulto la tabla de
salarios del funcionariado en España y resuelvo con vehemencia que quiero ser catedrática.
Durante mi búsqueda de becas para el Doctorado observo que existen unas
dirigidas a estudiar Másters en el extranjero y pienso que casi es mejor marchar
a estudiar uno a Inglaterra. Mientras me informo sobre el tema están poniendo
en televisión “Ley & Orden” y repentinamente abro los ojos y soy consciente
de que mi vocación es ser Policía y luchar contra los criminales, y me apunto a
las oposiciones pero gracias a Dios no compro los libros para el examen teórico, y a todo esto mi perro ladra y lo
abrazo y en ese preciso instante caigo del guindo y miro al cielo y me fustigo
por no haberme dado cuenta antes de que yo lo que quiero es ser veterinaria.
Y así con todo, desesperante. No tiene cura me
han dicho. Más vale que durante todo este trance he ido obteniendo dos
licenciaturas y no he dejado de trabajar, que si no…
Y tras esta nada escueta pero espero
que sí suficientemente ilustrativa explicación lograréis adivinar
enseguida qué me aconteció cuando, por
razones laborales, viajaba a China y coincidía con gente que se dedicaba a
vivir de templo en templo practicando meditación y Kung-fu, o a India y conocía a pilotos de avión que dan la vuelta
al mundo y ganan un pastizal, o a Suecia donde trabajaban en empresas muy
molonas y muy bien decoradas y en horario de 8 a 16…
Y caí en la cuenta de que, la
única profesión que me permite ser abogada, empresaria, papelera, catedrática, policía, veterinaria, karateka,
piloto y básicamente lo que me dé la gana, es la de ACTRIZ.
Obviamente no es ésta la razón
por la que me lancé a cambiar de vida, (lo explico mejor aquí),
pero bueno, maté dos pájaros de un tiro.
¡Y tengo muchos más propósitos!
Ponerme a dieta (mañana), practicar diariamente una tabla de ejercicios (tengo
el libro en la mesa debajo del ordenador, el Fotogramas y la Cuore), decidir
qué actividades voy a realizar esta temporada (me tengo que hacer un horario
para ver de cuánto tiempo dispongo), crearme un horario de actividades y
seguirlo (casi que espero a tener claras qué actividades voy a realizar), leer
cada noche (ahora cuando termine de ver Fargo, The Tunnel, The Knick, Hannibal,
Juego de Tronos, True Detective, Transparent, The Leftlovers…), y todavía
quedan... pero más que propósitos, son despropósitos.
No se puede explicar ni denominar mejor: "culoveoculoquieritis". Cuánto comparto yo contigo esto y cómo hemos llegado ambos a la misma deducción. ¿Habremos encontrado la solución finalmente?
ResponderEliminarAisssss Rodrigo no lo sé.... Siendo actriz me ha dado por escribir, así que no sé yo... ;-)
EliminarNi se te ocurra!!!
ResponderEliminarNaciste actriz!!!
Vale Mari! En todo caso seré artista multidisciplinar ;-)
Eliminar