En estos días en los que el
tiempo se nos presenta tan desapacible quedarse en casa acaba resultando una
opción más que legítima. Pero claro amigos, corremos el riesgo de acomodar las
posaderas en el sofá y quedarnos como pazguatos mirando la televisión sin ver
nada en realidad.
Propongo varias soluciones
fáciles a las que dedicarnos para que cuando llegue la noche y hagamos el
balance del día nos quedemos con la sensación de haber hecho algo útil y constructivo
para nosotros mismos (por lo menos para mí lo son). Lo que os voy a contar es
lo que hago típico sábado de esos en los que nieva y me da galvanilla salir de
casa.
Me despierto temprano para ser fin
de semana, pelín antes de las 9, y dos “posponer alarma” después, me levanto.
Lo primero que hago es tomar un vasito de agua caliente con limón para depurar
y sentir que estoy haciendo algo bueno por mi organismo. Para crecerme con esta
sensación de “oh diablos qué sana soy” hago un zumo con tres naranjas y le echo
unos trocitos de kiwi, lo bato todo, y para adentro. Riquissssssmo oiga. Y con
esto ya empiezo el día con energía y como he tomado fruta ya luego puedo comer pizza o nuddles o cualquier cosa gocha
que pille si eso.
Sería conveniente a continuación
quitarse el pijama y darse una ducha, pero tampoco es obligatorio eh, que estar
en casita calentitos con la bata y unos calcetines gordos por encima del
pantalón del pijama es más que aceptable.
El siguiente paso que doy es, con
un café en la mano, leer el periódico
para enterarme de qué tal le va al mundo y por qué no, hacerme la intelectual
(aunque esté sola en casa da igual, postureo modo on). Y como obviamente no he
salido a la calle a comprar la versión en papel, atenazo el Ipad y consulto la
versión digital de por lo menos dos periódicos con distintas ideologías para
intentar asimilar una realidad lo más objetiva posible. Por favor, procurad
prestar atención a las noticias de mayor relevancia y haced un esfuerzo por no
dispersaros rápido y tardad al menos 10 minutillos antes de pinchar en la
sección de “Lo + visto hoy” (que por cierto resulta tremendamente deprimente
comprobar que en este país interese más cualquier noticia que involucre a la
farándula casposilla que las novedades en cuanto a la corrupción política se
refiere. Groovy, así nos va).
Como me siento fenomenal con esta
muestra arrebatadora de capacidad intelectual quiero más y más, ¡rayos estoy
sedienta de conocimiento! Así que sin
desprenderme del Ipad surfeo la red y voy a esta página que es todo un descubrimiento. Contiene cientos y cientos de documentales interesantísimos
organizados por categorías sobre absolutamente casi cualquier materia que
podáis imaginar. Resulta un modo muy práctico de aprender cosas nuevas y
sustanciosas sin realizar ningún esfuerzo, simplemente darle al play.
Cambiando de tercio, a mí
personalmente me gusta mucho la moda, pero la de verdad (no ver a egobloggers con cara de profundidad ¡¡¿¿a dónde miráis??!! Decídmelo por favor, me tenéis
en ascuas),
y por eso compro la Vogue. Lo cierto es que me resulta muy interesante y
curioso conocer las vicisitudes del mundillo de la moda, me encanta ver las
colecciones, y aprender sobre tejidos, colores... ¡y todo me parece precioso!
¡Zapatos! ¡Bolsos! Qué me gustan a mi esas cosicas… y el Cine. Muchoooo. Mucho.
Por eso me compro la Fotogramas. Me complace la idea de sentarme en el sofá y leer una revista especializada en un
tema que me deleita, produce en mi relax, diversión, fruición, interés y un
largo y grato etcétera. Así que como tengo un ratillo todavía antes de comer,
procedo a lanzarme en el sofá (con cautela, que es de Ikea) y hojear mis publicaciones.
Y boom, he llegado al mediodía
tras haber pasado una mañana súper provechosa y fructífera (para conmigo misma
vaya) y tengo hambre. Me dispongo a cocinar no sin antes poner algo de música de fondo con Spotify, esa maravillosa
aplicación en la que un buen samaritano se encarga de buscar artistas similares
a los que te gustan, ¡e incluso algún pobre fulastre se ha dedicado a
confeccionar listas de reproducción personalizadas en función de estados de
ánimo, categorías musicales y artistas de análogo estilo! Sublime en serio.
Pongo una lista de reproducción ad hoc para la labor que me ocupa y mientras
escucho suculentas y jugosas canciones preparo un plato de pasta integral con txampis. Qué
demonios... ¡a lo loco! ! Y me abro una botellita de vino! Que una copa de Inurrieta Cuatrocientos
navarrico combina con todo señores.
Y llega el momento del visionado
de películas (rara vez soy capaz de
ver solamente una). Aconsejo con fervor que trasteéis un poco por Filmaffinity
para elegir alguna peli chula de la que disfrutar. Por mi parte os recomiendo estas
5 que adoro: Amor a Quemarropa,
Olvídate de mí, Memento,
Dogville y Braindead,
por ejemplo (¿por qué éstas 5? pues no sé, porque no tienen nada que ver unas
con otras la verdad, totalmente random. De hecho Braindead es gore). Pero vaya,
que con el tiempo que hace fuera y lo suave que es la mantita me da a la nariz
que me va a apetecer marcarme una maratón, así que elijo a Guy Ritchie por dos razones: porque me lo voy a pasar bien, y porque quiero disfrutar de mi
querido Jason.
Así que me dirijo a la estantería del salón y extraigo Lock & Stock, Snatch y Revolver de entre la
multitud de DVDs y me rindo regocijada ante la tarde de placer que me aguarda.
Seis horas después, y a pesar de
lo estimulante de la actividad, no puedo evitar sentirme pelín culpable por la
pachorra con la que me he tomado la tarde, por lo que surge una poderosa
necesidad en mi de realizar algo guay y creativo que dé frutos y me haga sentir
mejor. Tengo varias opciones en función de lo que más me apetezca hacer en ese
preciso instante: pintar con
acuarelas (hay tutoriales en youtube y gente muy maja que de forma altruista te
enseña las técnicas básicas, y luego regalas los dibujos y quedas bien y todo), hacer un puzzle (personalmente me encantaaaaaaaaaaaaaan los puzzles,
pasión) o entrar en Aulafácil y aprender algo nuevo (son cursos
gratuitos de prácticamente cualquier cosa: idiomas, informática, gestión de
empresa, cocina, manualidades… ¡muy útil ciertamente! Yo estoy con Italiano y
Programación informática).
Y con esto y un bizcocho hasta mañana….NOOOOOOOOOOO. Queda
el momento más importante del día: ese en el que me pongo el pijama (ah no que
ya está puesto), me meto en la cama, unto la crema de noche en mi jubiloso
visaje y abro el libro que reposa sobre mi mesilla de noche. La lectura es sin duda una vital e
imprescindible ocupación para soslayar las tan tristemente comunes y habituales
faltas de ortografía que inundan las redes: hay-ahí-ay, a ver-haber, haya-halla
(y su entrañable variante vaya-valla), tuvo-tubo, yendo…y tal. Así que lo mejor
para no convertirse en un zurcefrenillos es un poco de Bukowski cada noche y a dormir.
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